lunes, 2 de noviembre de 2009

Almorzando en el paraíso

Almorzando en el Paraíso
La mañana se había pasado volando,
llovia a cantaros.
Guardados en una casa muy hogareña,
reunidos en la mesa, esperabamos la comida que llegaría en poco tiempo.

Mirabamos como las gotas caían, nos alegrabamos de la gran cosecha que tendríamos en poco,
Pues, no había nada de que preocuparse.

Pronto comimos. Una suave tarta de espinaca, hecha a la campestre,
una fina tarteleta de postre,
y a la tarde, una tasa de té de manzanilla.

Mi madre se recostó en el sofa por un rato,
mi padre la acompaño desde la cama,
y yo pretendí ir a probar un bocado de la torta que mi mamá había preparado para una reunión de amigas.

Un dedo introduje en la crema, y estaba preparado para darme el gusto.
Lambisquie la espectacular vainilla de su cubierta,
no me pude detener.
Corte un buen pedazo de pastel.
Luego otro, y otro, así continuamente.

Casí me muero cuando noté que solo quedaba una migaja de esta delicia en el suelo.
Mi cara de veía en el reflejo del plato limpio donde había alguna vez estado semejante delicia.
Mi hambre se cerraba, por fín. Había dejado un buen dolor tras que estaba fatigado por el azucar que se había ido.

Así es como supe que a veces, no obtener lo que quiero puede resultarme bueno.

De Hubs, con otra increíble foto de Viole, se lo dedico a aquellos que buscan al gran mago de los deseos para darse cuenta que en realidad no lo necesitaban.

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