lunes, 9 de noviembre de 2009

La bruja buena y el mago loco



La historia relata, que cada mucho tiempo, aparece una bruja o brujo en una ciudad para despertar rumores, y luego se va, obviamente, puede dejar rastros, puede bendecir o maldecir, puede formar aquelarres o curar a las personas. Todo depende del tipo de magía que practique el susodicho mago.
Cuentan que, a las afueras de una ciudad muy importante medieval de Europa, vivía un mago, que era asquerosamente malo, y no tenía piedad con nadie. La gente lo detestaba, y suponían que carecía de cordura.
Justo en el mismo pueblo, apareció una señora bastante apuesta, no demasiado ancianesca y muy energética. Se hospedaba en el centro de la ciudad. Reveló un día, su magia, al ayudar un niño en un pozo. Todos desconfíaban, y creían que era el mismisimo mago loco que estaba disfrazado. Pero esta reveló que no lo era, y se instaló en una casa que le habían regalado. Allí, puso una bola de cristal, sus cofrecitos con cartas en un mueble de nogal mediano, fotos de castillos sobre la chimenea, un cartelón gigantesco a la derecha que reveleba el nombre de cada línea de la mano y señales mágicas por toda la casa. A un costado, tenía muchos tubos de ensallo con hierbas dentro y cajitas con contenido similar. Su varita, siempre la acompañaba, y llevaba una daga para recolectar cosas. Su casa estaba compuesta por ese living donde atendía y preparaba pociones beneficas en su pequeño caldero, una cocina integrada al living, una habitación muy acogedora y un baño mediano. Decía siempre que practicar magia blanca era bueno, pero si te metes con la negra, estas fuera de cualquier método para salvarte.
En cambio, el mago negro, loco u oscuro, que vivía alejado, muy solo, practicaba toda clase se hechizos malvados. Había visto el diablo varias veces, por lo menos cuatro al año, y cada hombre que pisaba el bosque, lo podía ver planeando estrategemas por todos lados.
La bruja blanca, que solo creía en el poder bueno de Dios, se dió una cita para ir a pelear con el mago loco. Pero cuando llegó, le empezó a gustar, y no le pudo lanzar ni un solo conjuro. El hombre, que estaba decidido a hacerle mal, también había quedado persuadido del encanto de su enemiga. Pronto, dejaron la pelea y se besaron. El mago oscuro cambió el color de su capa a blanca y salió junto a ella hacía la ciudad. Explicaron lo sucedido y encontraron que la verdadera magia para acabar con los poderes del diablo, era el Amor.

Poesía magica de Hubs, con su correspondiente foto sobrenatural de Viole.

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